Reconstruido a finales del siglo XVII, en el lugar que ocupaban algunas casas árabes. De gran valor artístico e histórico. Tiene una magnífica fachada de estilo renacentista, con dobles columnas corintias en los laterales, con algunos soles en el dintel de la puerta. Sobre ésta se encuentra un precioso balcón de forja rondeña. En la parte superior de la fachada se pueden observar cuatro figuras de indios Incas peruanos que revelan la influencia colonial. Poseen unas posturas muy simpáticas, pues la primera de ellas se trata de una muchacha que trata de ocultar su desnudez. La segunda figura es un chico, que saca la lengua en son de burla. Las figuras del otro lado presentan las mismas características. En la parte superior, en el centro, está el escudo de los Salvatierra.
Posee un notable mobiliario de épocas diferentes, y unos muy notables azulejos sevillanos del siglo XVII en el comedor familiar.
En el espacio exterior que se abre al edificio, en una coqueta placita balconada existe una cruz, que fue traída en 1965 a este lugar, y que estaba situada en el cerro de las Pedreas frente a las Murallas del Sur, señalando el lugar donde se asentaba el Real del marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León durante la conquista castellana.